A lo largo de nuestra vida profesional, son muchas las veces que os habéis preguntado ¿Porqué tengo que contratar una asesoría?, pues bien, en esta entrada, que difiere un poco de las anteriores, vamos a intentar explicar la importancia de contar con un buen asesor y con una buena asesoría que os pueda ofrecer un servicio de calidad en los ámbitos contable, fiscal, laboral y legal principalmente.
En S&M Asesores nos gusta considerar a nuestros clientes como fans, la diferencia fundamental entre un cliente y un fan es sencilla. Un cliente puede ser un emprendedor que espera recibir de su asesoría el servicio que paga sin más, pero un fan es aquel que tiene un sentimiento especial hacia una persona, un grupo o en este caso, hacia S&M Asesores y que siempre que puede se siente orgulloso y presume de ello.
Uno puede ser fan de un artista, de un grupo musical, de un equipo de fútbol, de un partido político, etc. y desde S&M Asesores nuestro propósito es convertir a nuestros clientes en fans. Nos hemos puesto manos a la obra y empezamos desarrollando una serie de acciones para conseguirlo. Una muestra de los resultados obtenidos lo podéis ver en nuestra página web en el apartado de Clientes.
Dicho lo anterior, ¿Cómo no contar con S&M Asesores para ayudaros a convertir vuestra idea en un Negocio de Éxito?. ¿Queréis convertiros en nuestros fans?.
Nosotros siempre hemos pensado que la figura del Asesor es como la del cura (con todos nuestros respetos y salvedades), nuestros fans tienen que confiar en nosotros para contarnos sus ideas, sus problemas, sus dudas, sus pecados también... y nosotros en ese momento respondemos a esa confianza haciéndonos vuestros cómplices, poniendo a vuestra disposición nuestro equipo para que empecéis a sentir esa sensación de tranquilidad y seguridad que os llevará a convertiros en nuestros fans.
Efectivamente un emprendedor puede obviar la figura del asesor e intentar realizar el mismo dicha función, pero cuando en una reunión con un emprendedor se nos plantea esta situación yo siempre le pongo el siguiente ejemplo:
- Si yo me pongo a construir un muro de ladrillo, pienso que tan sólo necesito cemento, ladrillo y una llana. En ese momento yo me pongo manos a la obra y me encuentro la primera dificultad, tengo que hacer el cemento, que lleva una mezcla exacta para que sirva en mi muro, ¿y dónde hago la mezcla?, necesito un cubo o una carretilla, y algo para mezclarlo. Si al final consigo un cemento que pueda utilizar, empiezo a poner ladrillos y me doy cuenta que necesito un nivel, pero como tengo muy buen ojo, decido no comprarlo y sigo con mi muro. Así podemos seguir hasta que llego a poner el último ladrillo y cuando miro mi pared, resulta que tiene muchos desperfectos, irregularidades y que me he desviado unos cuantos centímetros de lo proyectado.
Entonces si eres emprendedor y decides hacer tú mismo el muro, lo más probable que cuando lleves un cacho construido tenga defectos. En ese momento decidís corregir los errores y contratáis el servicio de un experto, pero debéis de tener en cuenta, que a diferencia de un muro que al final podréis tirarlo y construirlo de nuevo, en vuestra actividad habéis presentado impuestos, habréis realizado unos libros registros, etc. y corregir todo eso implica inspecciones, sanciones y quebraderos de cabeza que no habrían ocurrido de haberos hecho fans desde el inicio de vuestro proyecto.
Y a todo esto no hemos hablado del tiempo, sí, algo que los emprendedores muchas veces obviamos y no valoramos como es debido. Cuando uno realiza una tarea para la que no está preparada pierde una gran cantidad de tiempo que debería haber empleado en hacer que su idea sea un éxito. Este es uno de los grandes errores de los emprendedores, que queremos hacerlo todo nosotros mismos y perdemos el foco de nuestra idea y al final nos agobiamos porque nos faltan horas.
Ya para ir finalizando os hago una reflexión:
- ¿Qué resulta más rentable?, un emprendedor que subcontrata los servicios o trabajos para los que no está preparado y centra su tiempo en hacer crecer su negocio, consiguiendo un mayor número de clientes y teniendo el tiempo para atenderlos, o por el contrario, aquél que para ahorrar decide realizar todo el mismo y que pierde el tiempo que debería emplear en conseguir clientes y negocio en todas aquellas tareas para las que no está preparado.